Vaya a saberse porque pálpito, o convicción, Ernesto Bessone se sentía campeón de Turismo Carretera mucho antes de que ayer la bandera a cuadros la decretó oficialmente ante la llegada de su Dodge. Se vio el sábado en la forma eufórica con la que respondió a los múltiples gritos de "Vamos Tito, sos el campeón" que de sus hinchas bajaron desde las tribunas, en su viaje de ida y de vuelta en la larga caminata que hizo para saludar en su trailer nada menos que a Traverso.
"Entre los dos sumamos 100 años, vos 60 y yo 40", le tiró como broma al Flaco, quitándose algunos a sus 45 cumplidos el 3 de abril, y agregándole otros a los 53 que Juan María celebrará el próxi mo 28. No le gusto demasiado al Flaco, pero igual Tito siguió con una sonrisa que sólo se aplacó en parte cuando la segunda tanda clasificatoria lo vio relegado ante Ortelli. Ese fue el momento en que tal vez por primera vez en el fin de semana aquella sensación de campeón de Tito tambaleó un poco, aunque con un "¿decepcionado yo? Para nada. La carrera será otra cosa". Bessone, así, contraatacó a quienes pensaron que sus esperanzas estaban golpeadas.
Quizá este hecho fue el matiz de suspenso que toda historia debe tener para atrapar hasta el final con su interés a sus seguidores. En este caso la historia era la definición del TC que en la teoría pintaba espectacular con tres de los cuatro candidatos separados por un punto, pero que en la práctica mostraba una tendencia mayoritaria a la consagración de Bessone, que incluso partía de muchos de sus colegas. "Será porque reconocen mi trayectoria", decía Tito buscándole una explicación.
El suspenso duró mientras Ortelli se mantuvo en pista delante de Tito. Por números casi nadie tuvo en cuenta al Gurí Martínez, y por perfomance, también quedó rápidamente archivada la candidatura de un Ledesma que, extrañamente, tampoco atrajo simpatías en la propia hinchada chiva... ¿Habrá sido porque algunos creyeron haberle escuchado decir que "si no gano yo el campeonato, quiero que lo gane el Gurí". Y el Guri corría con Ford...
Ver al Chevrolet de Ortelli descontrolarse en un par de frenajes y luego en su excursión por el pasto fue como empezar a ver que tras la cuota de suspenso la historia comenzaba a tener el final imaginado. Tito quedó así al borde de la intuida consagración y ese fue el momento que los portones de la emoción comenzaron a abrirse. El caudal emotivo llegó a su máximo nivel, cuando tras sentenciar el titulo con el 4º puesto, Tito llegó a boxes y trepó al techo de su Dodge. Allí brotaron las emociones en las palabras y los recuerdos que junto con el cansancio, el esfuerzo y el asedio periodístico y de fanáticos lo colocaron al borde del desmayo. Pero Tito siguió firme. Después de tanto esperar, no era momento de dejar pasar el que repetidamente consideró "el día más feliz de mi campaña deportiva".
El inevitable repaso a la carrera siguió en el orden de prioridades. "Fui a todo o nada. Anduve al límite hasta que vi que se quedaba Ortelli. A partir de ahí solo intenté llegar, porque sabía que con eso me alcanzaba", decía una y otra vez, sin dejar de agradecer a un equipo que sin un chasista se las ingenió para entregarle un auto que aprovecha las bondades de los motores preparados por Jorge Silva y Jorge Pérez. Desde el próximo año esa falencia la suplirá Christian Avila, el mismo que ayer penó con Ledesma.
Mirando a su padre Ernesto, a sus hijos, a su actual esposa María que a mediados del 2004 lo hará padre por quinta vez, Bessone también hizo un lugar para confesar que "este título llega en el mejor momento de mi vida personal". Deportivamente tampoco olvidará este 2003, que dos semanas atrás le dio el campeonato de la clase 3 de Turismo, que difícilmente pueda defender, ya que en los días previos a esta consagración en el TC Tito cerró trato para volver al Top Race, la otra categoría fiscalizada por la ACTC.
"El título de TC era el objetivo que me faltaba y por suerte pude cumplirlo. Hay que correr en TC para saber lo que se siente al salir campeón", decía en medio de ese pasional festejo de sus hinchas. Quizá sus recuerdos volvieron hasta otro final de campeonato en Buenos Aires, aquel del 22 de diciembre de 1985, cuando Tito debutaba en el TC con un triunfo... Aquel día manejo un Ford, la marca de sus amores en el TC. Un amor que por la particular reglamentación de la categoría (no se permite el paso de pilotos a esa marca) es imposible por ahora, pero que Tito no olvida. Por eso le dedicó el triunfo casi al mismo tiempo que a la gente de Dodge...
"Me llegó de viejo, pero al final me llegó", repetía con el mismo toque humorístico que puso para confrontar la veteranía deportiva de sus 45 años frente a las jóvenes ambiciones de su rivales.
"Este viejito les va a dar pelea hasta el final y por ahí, también les da una sorpresa", pronosticó a mediados de año. Cumplió. Y es el nuevo rey del TC.
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