El piloto
   Aún fresca la tinta con los comentarios del Gran Premio de América del Sur, 179 autos se ponían en marcha el 16 de enero de 1949 para disputar las Mil Millas organizadas por el Avellaneda Automóvil Club. Carrera que integraba el calendario de 1948. Ganó Oscar Gálvez (Ford), a 118,396 km/h. Sorprendió la actuación de Marcos Ciani (Chevrolet), cuarto, detrás de Juan Manuel Fangio (Chevrolet) y Jorge Lorenzetti (Ford), superando a volantes de la talla de Félix Peduzzi, Rosendo Hernández, Juan Gálvez y Esteban Sokol, entre otros. Ante un arranque impetuoso, la victoria no se hizo esperar. En abril del 50 ganó la Vuelta de Olavarría. 2.817 kilómetros en tres etapas, sobre caminos de tierra que la lluvia transformó en barro. El promedio: 95,9 km/h es prueba irrefutable de las dificultades superadas.

El cambio de marca
   Luego de 13 temporadas con Chevrolet y 14 victorias, disconforme con el tratamiento comercial dispensado, decidió cambiar de marca. Aquel hombre forjado en carreras interminables. Con climas y topografías cambiantes. Capacitado para solucionar cualquier falla mecánica, improvisando reparaciones y repuestos en los caminos, se adecuó a los nuevos tiempos. Velocista sin concesiones al principio. Metódico y confiable luego. 


Con la nueva marca debutó el 30 de setiembre de 1962 en la Vuelta de Rufino. Preparó una cupé Dodge, modelo 39, sobre un chasis de 1950 con motor Slant Six, que más tarde equiparía a la línea Valiant. Luego de un período de adaptación a la nueva mecánica, superando las dificultades que presentaba el desarrollo del conjunto, llegaron los éxitos en 1964 con tres triunfos: Villa Carlos Paz, Necochea y Hughes y un cuarto puesto en el campeonato.

El accidente
   En su extensa campaña, de 18 temporadas, Ciani sufrió varios accidentes. Pero el más grave fue el que protagonizó el 3 de julio de 1966 en la VIII Vuelta de Arrecifes. El piloto del Dodge verde ocupaba la cuarta posición y recuperaba tiempo perdido por una salida del camino, como consecuencia de un problema de frenos. En la tierra, al llegar a la curva de la Escuela Nº 22 (de 90º grados) recrudecieron los inconvenientes y provocaron el vuelco: "Intenté rebajar y en ese momento se 'voló' la cruceta. Luego no recuerdo nada más" -señalaría años más tarde el piloto venadense-. "Era inevitable. Marcos no pudo hacer nada. Ibamos en la tierra, teníamos poco freno. De repente la curva. El coche no se podía parar. Nos íbamos, nos íbamos . Se clavó de punta y dio una vuelta. Justo sobre el lado de Marcos" -contó Carlos Galante, el acompañante de Ciani, a Roberto Carozzo (Revista El Gráfico), ni bien descendió del auto de César Malnatti que lo socorrió. Las heridas fueron graves, la recuperación lenta. Ciani volvió por algunas carreras a la ruta, pero el corredor había quedado en la historia. La sociedad recuperó al hombre.