NASIF ESTEFANO
Campeón Post Mortem
Nasif Moisés Estéfano, nació el 18 de Noviembre de 1932 en la ciudad de Concepción, a pocos kilómetros de San Miguel de Tucumán. Al igual que el “Califa Grande” Oscar Cabalén, el “Califa Chico”, era dueño de una personalidad generosa, humanamente intachable. Hizo sus primeros pasos en la entonces Fuerza Limitada. Luego juntando pesitos que no sobraban armó un Fuerza Libre y también incursionó en Turismo.
A fuerza de hacerse conocer por sus condiciones de piloto sensible y adaptable a cualquier tipo de vehículo, pudo entre otras cosas comprarle una cupé Ford ´38 a Tadeo Taddia para incursionar en TC. Debutó en la Vuelta de Córdoba del ´64 con un promisorio 9º puesto. Luego, los resultados no se dieron como él esperaba, y decidió volver a los monopostos que eran su mayor pasión.
Sin embargo, poco después fue llamado por Ford Motor Argentina para integrar el equipo oficial a bordo de un Falcon. Con ese auto ganaría su primera carrera, fue el Gran Premio Asfaltos YPF del ´66, disputada en el autódromo de Mendoza y adelantándose al chileno Raúl Jara con un Chevrolet y a Hugo Gimeno con un De Soto-Valiant, después de 25 disputadísimas vueltas. Con el mismo Falcon pero ya con motor F-100, cumplió algunas actuaciones destacadas, pero que no alcanzaron a redondear una temporada brillante.
La revolución generada con los Torino en 1967, llamó la atención del “Turco” y volvió con un 380W para pasar al año siguiente a formar equipo con Eduardo Copello, ambos sobre las Liebres II del equipo Bardhal. Algunas series ganadas, pero ninguna final, rubricaron esta actuación. Siguió su camino a bordo de los Sport Prototipos, para pasar al TC nuevamente ante el llamado de la gente de Ford. Junto a Héctor Luis Gradassi más la mecánica de Herceg, conformaron un grupo netamente ganador.
Subcampeón de su compañero de equipo en el ´72, luego de ganar en Pergamino, San Juan, Hughes y la 4ª etapa de GP, encaró el ´73 con todas las ínfulas. Venció nada menos que en 25 de Mayo, en San Juan – Calingasta, Tandil, Olavaria y Mendoza.
Después de haber ganado el primer tramo del Gran Premio de Reconstrucción Nacional, perdió la vida cuando se dirigía a su tierra natal, buscando la consagración por vez primera. El destino agazapado tras una curva mal marcada en la hoja de ruta, se opuso a que fuera coronado por su propia gente. Debió esperar una carrera más, para desde el cielo poder colmar al fin sus aspiraciones de pasar a la selecta galería de grandes del TC
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