El Sportman
Carlos Menditeguy fue un verdadero superdotado para los deportes. Deportes tan disímiles como el fútbol, en el que fue centro delantero campeón intercolegial en la época de estudiante. El billar, en el que era capaz de hacer decenas de carambolas en forma interrumpidas. El Polo, deporte que lo vio durantes muchos años como 10 de handicap y en el que quizá - al decir de los que saben de esta modalidad- haya sido el más grande jugador de todos los tiempos. Fue Campeón Argentino con el equipo de EL Trébol en 1943.
También el golf, en el cual comenzó de grande como producto de una apuesta con amigos, la que lo intimaba a ser scratch en el término de un año, llegó a serlo en solo 9 meses.
La pelota paleta en la que nunca jugó oficialmente, y sin embargo venció en partidos memorables a los mejores de la especialidad dando ventajas increíbles. El tiro, especialidad en la que fue campeón argentino. El tenis, deporte en el que estando sexto en el ranking, dejó por el polo. Y también en otros más que obviaremos, para no hacerla muy larga.
Con todas las virtudes innatas para el deporte competitivo, no fue extraño que las carreras de velocidad lo atraparan, embarcándose así en el desafío de viajar rápido en autos de competición.
Se cuenta que en unas de las temporadas internacionales en Palermo, ante el paso acostumbradamente espectacular de Juan Manuel Fangio, alguien al lado suyo dijo: “pasará mucho tiempo antes de que aparezca otro Fangio”. A lo que Menditeguy simplemente replicó, “mucho no”. Pocos años después ya era una figura internacional. Así fue su vida. Un continuo desafío. Nada que otro hiciera, era imposible para él.
Inteligente, dotado física y mentalmente para la práctica de las más variadas disciplinas, no pudo demostrar con resultados en el automovilismo, todo lo que realmente era capaz de dar. De una personalidad conflictiva, no llegó a ídolo por su forma de ser. Ególatra, directo, de hacer desplantes si algo no le gustaba. A pesar de que nada de lo que dijera dejaba de ser verdad, muchas cosas a veces no caían simpáticas, como pasa siempre con la mayoría de las verdades. No se llevaba bien con el periodismo, pero los que lo conocían en la intimidad, no dejaron de reconocer siempre en él, a una gran persona.
Como automovilista fue siempre un hombre de ir a todo o nada. Temperamental, fondeador desde el principio al fin. Claro que los fierros no siempre acompañaban. Clásica es la anécdota en la cual en el Gran Premio del ´63 que venía ganando, a 15 Km. de la llegada en Arrecifes, el motor de su Ford dijo basta. Con toda la decepción del mundo se bajó, se sacó los guantes y los apoyo en el capó del auto. Prendió luego parsimoniosamente un cigarrillo y dándole el encendedor a su acompañante, el celebre “Negro” Linares, le dijo “saque un poco de nafta del tanque y tírela sobre esto. Quémelo Linares, quémelo”
Así fue “Charly” Menditeguy. Un deportista excepcional. Un hombre de alcurnia. Un play boy internacional. Un automovilista como pocos, que no llegó a ser campeón, simplemente porque nunca quiso ser profesional. Hacía lo que hacia simplemente por gusto, porque le divertía.
Brigitte Bardot.
Se estaba por disputar uno de los Grandes Premios de Fórmula 1 del año 1956, y Carlos Menditeguy era uno de los pilotos oficiales de la casa Maserati. El argentino sin aviso previo, faltó a la cita en los entrenamientos y también para la carrera. Los directivos de la marca, atónitos y llenos de preocupación, no se explicaban lo ocurrido. Poco después la causa salió a la luz. “Charly” estaba en la Costa Azul en compañía de una ascendente actriz francesa Brigitte Bardot. Obviamente, eso causó la desafectación del equipo por indisciplina. El con la mayor naturalidad contestó “no era una oportunidad para despreciar ¿no?”
Breve Reseña
Nació en el año 1914, hijo de una adinerada familia. Después de descollar en una amplia variedad de deportes, se integró al automovilismo. Debutó ganando en 1950 en el circuito del Torreón en Mar del Plata, con una Ferrari de la categoría Sport. En TC lo hizo en el año 1952 en la vuelta de Cnel Pringles, clasificándose 13º lugar. Dijo de esta categoría. “deportivamente el Turismo de Carretera, fue lo que más quise en la vida. Y sin embargo fue lo que más disgustos me dio”. Ganó por primera vez en 1956, en el circuito de Olavaria, y nada menos que a los Hnos. Emiliozzi, por 38 segundos de diferencia. Luego lo hizo en Olavaria y Arrecifes del ´59. La Vuelta Sierras de Córdoba y la Mar y Sierras del ´62 y finalmente la Vuelta de Tres Arroyos del ´66. Además venció en la 1ª etapa de la Vuelta de Santa Fe del ´58. Las 1ª, 2ª y 3ª etapas del Gran Premio de 1960. La 3ª del GP del ´63 y la 1ª del premio CIPA en Córdoba.
Ya fuera del TC, en el plano internacional, venció el 28 de Enero de 1956 en los 1000 Km. de la Ciudad de Buenos Aires, en pareja con Stirling Moss y sobre una Maserati 3000. Tres días de aclimatación le alcanzaron a “Charly” para bajarle los tiempos al sub campeón del mundo de la Fórmula 1. Como producto de esta carrera, Maserati le ofreció una 250F oficial para F1. Ya explicamos el porque de su fracaso en Europa. Dijo Juan Manuel Fangio sobre esto. “Menditeguy no fue campeón del mundo, posiblemente porque no quiso”
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