Emilio Satriano debutó en el Turismo Carretera un soleado 7 di Diciembre de 1980, en el clásico circuito serrano de Tandil. Lo hizo con una cupé Chevy pintada de Naranja y Blanco, y con el Nº 95 en las puertas.
Se planteaba así Emilio, un nuevo desafío en su carrera deportiva. Anteriormente, y desde siempre con la preparación de su hermano Pablo, había competido en la monomarca Citroen 2C (Dónde conquistó 5 campeonatos) y en el Turismo con un Fiat 128. Los óptimos resultados obtenidos en las categorías apuntadas, más el aporte económico necesario, los motivaron para dar el gran salto al TC.
Eran épocas de cambio en la divisional, y los Dodge loa autos más accesibles para obtener resultados. Sin embargo, se presentó la oportunidad de comprar una Chevy, y solamente por ese motivo empezaron con el Chevrolet. Lejos estaba de imaginarse Emilio, que con el transcurrir de los años sería el más conspicuo defensor de la marca. Es unos de los pocos nombres en los tiempos que corren, que ha permanecido fiel a su primer amor. Y no hay duda de que hablar del apellido Satriano, es decir Turismo carretera y también Chevrolet.
Desde el vamos se mostró como alguien para tener en cuenta. Tal es así que en la primera presentación, era segundo hasta la última vuelta, en la cual debió abandonar por problemas mecánicos. Esto que le ocurrió en la primera carrera, lamentablemente sería una constante a lo largo de su campaña. Es que muy rara vez, la velocidad va de la mano con la confiabilidad. Y los Satriano siempre apostaron a la velocidad. Sin embargo esta característica aunada a la enorme capacidad conductiva de Emilio y de preparación de Pablo, lograron que su cupé a lo largo de 5 lustros, estuviera siempre entre los primeros 10 del ranking. Admirable sin lugar a dudas, un auténtico ejemplo de continuidad y laboriosidad en una actividad tan complicada y competitiva como esta.
El primer éxito llegó en el circuito de Olavarria en el ´81 es decir, a menos de un año del debut. En 1982, ya la lucha no era por ganar una carrera sino por obtener el campeonato. Pero por una cosa o por otra, a pesar del protagonismo constante que tuvo, el título se iba siempre para otra localidad. Chivilcoy seguía esperando. El torneo de 1990, parecía ser una reeditada lucha entre Mouras y Castellano. Pero cuando nadie lo esperaba, Emilio hilvanó una racha de cuatro carreras consecutivas visitando el escalón más alto del podio, y la larga vigilia tocó a su fin.
Emilio Satriano era por fin campeón de la categoría, y Chevrolet llegaba al cenit después de 11 años sin campeonatos.