La trayectoria de Juan María Traverso no está ligada solamente a una interminable serie de títulos y victorias. A lo largo de su campaña corrió en casi todas las categorías nacionales, habiendo hecho experiencia internacional únicamente en la F-2 en 1978 y el Turismo Italiano.
Sobre su experiencia con los monopostos comentó:
"Nunca me puse un objetivo, ni pensé que podía llegar a la Fórmula 1. Lo soñaba como cualquiera, pero no era una obsesión. A medida que se fueron presentando las cosas las hice. Lo de la Fórmula 2 se dio y lo intenté. Lo malo de esa experiencia estuvo en haberme bajado de un TC sin haber manejado en mi vida un auto de fórmula o siquiera en pista (en ruta sólo corría los Grandes Premios de TC) y no medí la situación por la que atravesaba la categoría en ese momento. En 1979, los pilotos tenían no menos de 5 temporadas en la especialidad esperando el salto a la Fórmula 1, y caí en un equipo March no oficial. Elegí el momento histórico más difícil de la Fórmula 2. Coseché resultados insignificantes para lo que se esperaba como un cuarto lugar o un récord de vuelta, pero bajo las circunstancias en las que llegué hasta a m me costó entender cómo lo había logrado."
"El Flaco" Traverso nació el 28 de diciembre de 1950 en Ramallo, provincia de Buenos Aires.
Es la figura máxima del automovilismo local, tanto por su talento como por su polémica personalidad.
"El auto es mecánico, no tiene la culpa. La bronca es cuando no te salen las cosas, unos la exteriorizan como yo y otros no."
Debutó a los 20 años con un Torino en Pergamino. Fue campeón del Turismo Carretera en las temporadas 77 y 78 con Ford Falcon, en el 95, 96 y 97 con Chevrolet, y nuevamente con Ford en el 99, año en que abandona el TC.
"El Chevrolet es más fácil de manejar, más moderno y generoso aerodinámicamente con lo cual se hace más simple ponerlo a punto. Pero es menos confiable. En problemas supera holgadamente al Falcon. El Ford por ser más duro se hace difícil para llevar y equilibrar pero brinda una seguridad mecánica envidiable.
Por eso, en el TC, Ford ganó más campeonatos. Llegar y sumar te permite llegar al título. Con el Falcon corrí sin calcular que se podía parar por algo. No así con el Chevrolet. A pesar de que gané tres campeonatos corridos, tuve que sacrificar las últimas 500 rpm, compensar con muñeca y un costo mayor para la reposición de los elementos."
También fue siete veces campeón del Turismo Competición 2000, en los años 86, 87, 90, 91, 92, 93 y 95. Es el piloto que más carreras ganó en la historia de esta categoría.
A 20 AÑOS DE UNA HAZAÑA
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El 3 de abril de 1988, en General Roca, Río Negro, corría el TC 2.000. Juan María Traverso venía de vencer, una semana antes, a los especialistas del rally en un escenario natural de rally, el Desafío de los Valientes.
Cocho López, con la Fuego preparada por Osvaldo Antelo, marcó la pole-position, dejando a 46 milésimas al campeón Silvio Oltra. Tercero largaba Mario Gayraud con su Ford Sierra XR4 y cuarto, a poco más de tres décimas de Cocho, había clasificado el Flaco.
Cocho resiste cinco vueltas en la vanguardia, frente al asedio de Oltra. Desde allí, el campeón hace la punta con un segundo de ventaja sobre Traverso, que había largado cuarto. Con el campeón defendiéndose y el Flaco atacando, pasan 45 de las 49 vueltas de la carrera.
Pero Oltra duda un instante cuando alcanza al rezagado Carlos Crocco y el Flaco los pasa a ambos. Quedan cuatro vueltas de 52 segundos cada una, un escenario perfecto para el drama.
Porque en el mismo momento en que la Fuego nº 2 alcanza la vanguardia, se rompe un conducto de aceite dentro del habitáculo. El óleo hirviendo inunda la cabina, y se desprende en forma de humo blanco, apenas perceptible al comienzo, de manera preocupante después. “Como venía muy pegado, pensé ‘¡sonó Oltra!’ porque mi motor seguía fenómeno”.
El aceite ensucia la pista a través del pasarruedas trasero derecho y también el parabrisas del auto de Oltra. ¡Qué momento! El tiempo de vuelta se hace más lento, porque la cabina comienza a llenarse de humo. “Entonces tuve que abrir la ventanilla para poder respirar”.
Oltra circula a menos de un segundo del piloto de Ramallo, pero no ve por dónde pasarlo. No ve nada, directamente. “Tiró varios litros de aceite en las últimas tres vueltas”.
La agonía, televisada en directo a todo el país, hiela la sangre. ¿Resistirá el coche del líder? ¿O explotará camino a la gloria? “Pensé que podía explotar porque la carrera terminaba y cuando el tanque tiene poca nafta es más peligroso”. Oltra ensayó el ataque desesperado. Tosiendo por el humo, con los ojos lloroso, sin poder ver, Traverso soporta el asedio final doblando un poco más abierto. “No podía desperdiciar la posibilidad de ganar la carrera”.
Pero a 600 metros de la bandera, el aceite hirviendo finalmente se enciende, el fuego escapa de la Fuego. Los relatores arden, el público delira, los televidentes sienten inflamarse los corazones. “Fue un momento clave. Me dije ‘puedo ganar o se puede quemar. Si se quema, me bajo’. Me desaté los cinturones, destrabé la puerta, miré adónde estaban los bomberos como para parar allí si se ponía mal”. La Fuego prendida fuego dobla el último, largo curvón hacia la derecha, Oltra ensaya la última maniobra. Apenas 24 centésimas separan al ganador de su escolta. Uno 150 metros más allá, Traverso detiene su coche en la banquina y sale disparado. Se mira el cuerpo, como para comprobar que ha salido indemne. Mira el auto, lo insulta. Entonces levanta las manos, tomando conciencia de lo que había hecho. Vienen a llevarlo en andas. “Fue un final espectacular, que la gente vivió con mucha emoción. Ahora, si la carrera duraba una vuelta más creo que no llegaba, porque había bajado la presión de aceite y el motor lo sufría. Pero ojo, que en el lugar de Oltra yo no terminaba segundo...” Fue la victoria más heroica de la historia reciente del automovilismo argentino. Veinte años después, sigue asombrando
La furia de Traverso El ex campeón del TC se rozó en la serie en el autodromo de Rio cuarto bajo la lluvia con Ponce de León y sufrió un espectacular golpe; hubo insultos variados del ramallense, acusaciones y controversia. Comenzaba la segunda serie y Juan María Traverso lucía, quizás, el mejor Torino desde su regreso a la marca en el Turismo Carretera. Sin embargo, la ilusión no le duró más que 400 metros, ya que en plena aceleración se rozó con el Ford de Gabriel Ponce de León e impactó espectacularmente contra el paredón de boxes. Como consecuencia de las maniobras, el campeón del TC 2000 fue excluido de la serie y de la final, mientras que Traverso desplegó todo su repertorio de insultos contra el joven representante de Junín.
Ni bien se alejó el auto de seguridad para dar rienda suelta a la segunda batería, Traverso ingresó en la última vuelta del circuito y el Torino se frenó y se corrió. Ponce de León casi lo toca por esa acción y salió con mejor aceleración a la recta principal. Cuando trataba de ganarle la cuerda por el sector derecho, Traverso cerró la marcha y su rival, que pretendía salir del lugar para ganarle el espacio por el otro costado, rozó la cola del auto y se impactó contra el paredón. Un golpe terrible, parecido en cierta forma al que protagonizó el mismo Traverso enMar de Ajó, un lustro atrás, en su regreso con el Falcon.
En ese momento, volvió el Traverso impulsivo, sanguíneo y sin la mínima intención de guardar las formas. "Es un hijo de p.... Yo corrí con pilotos bravos en mi vida, pero con p... como este, nunca. ¿Si lo voy a denunciar? Ma´ qué denuncia, lo voy a c... a trompadas", se descargó.
Como consecuencia del impacto contra el paredón, un trozo de una llanta del Torino pegó en la cara de un policía, que se ubicaba en el puente que cruza la recta principal. El oficial fue atendido y no tuvo heridas de gravedad. En tanto, la acompañante de Traverso, Valeria Martínez, sufrió una crisis nerviosa.
Ponce de León manejó la situación con frialdad. Pidió un tiempo para reflexionar, habló con los comisarios deportivos, que lo excluyeron de la carrera, y explicó: "En la primera maniobra no toqué a Traverso. El se equivocó. Luego, en la recta principal, yo puse el auto por el costado y él se cerró para que no lo pasara. Levanté un poco, para no tocarlo, pero se cerró tanto que nos tocamos. Lo más insólito es que las autoridades me excluyeron por la maniobra de la curva, no por el toque. Cuando Diego Aventín le pegó a Bessone en Buenos Aires, en 2002, fue excluido en la serie y pudo largar la final. Traté de hablar con Traverso, pero no me quiso atender. Eso me llamó la atención".